A 42 años de su partida, recordamos a Benito Quinquela Martín, uno de los pintores más populares de Argentina. Su trabajo plástico se centró en el puerto, sus trabajadores y su incondicional amor por el barrio de La Boca que supo retratar como pocos. Su arte trascendió nuestras fronteras y fue expuesto en New York, París, Londres y Madrid.
Benito Quinquela Martín había logrado alcanzar el reconocimiento internacional gracias a la búsqueda constante de superación personal que lo caracterizaba. Para la década del treinta, había expuesto en las capitales más importantes del mundo y sus obras formaban parte de importantísimas colecciones públicas y privadas.
A pesar del futuro promisorio que le esperaba en el exterior, el artista boquense, tomó una determinación decisiva, que asumió como un compromiso indisoluble. Éste consistía en devolverle al barrio de La Boca todo lo que él consideraba que el barrio le había dado.
Con ese propósito, sus esfuerzos estuvieron abocados a modelar sobre Vuelta de Rocha un polo cultural, educativo y sanitario que comenzó con la creación de una Escuela-Museo y un Museo de Bellas Artes de La Boca de Artistas Argentinos.
El ambicioso proyecto coronaba al barrio de origen inmigrante, heredero de una multiplicidad de asociaciones y voluntades solidarias, para concebir en ese contexto la estrecha vinculación entre creación artística y acción educativa tendiente a afirmar los procesos de construcción identitaria.
Los resultados de la conformación de una colección de arte argentino, figurativo y tradicional, tuvo una repercusión considerablemente mayor al traspasar los límites de la institución y abrirse a la comunidad.
Alcance teñido todo por la marca indeleble de su creador, el color. No cualquier color sino aquel que alegraba la vida de las personas. Solo la locura luminosa tantas veces aludida por Quinquela pudo explicar aquellas acciones donde lo que prevalecía era la verdad, el bien y la belleza.
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